ARTÍCULOS

Julián Casado, pintor, es el primer artista español que expone sus obras en la sede del Fondo Monetario Internacional, en Washington. Sus obras fueron seleccionadas entre las de otros doscientos candidatos.

© Ediciones EL PAIS S.L. 30-09-77

V Treinal de la India

            España, con la obra presentada por el artista Julián Casado, ha logrado la medalla de plata de la mencionada Trienal, muestra en la que participan más de cuarenta y seis naciones.

El ministro de Información, Vasant Sathe, entregó los premios a los galardonados en una ceremonia celebrada en el Hamsandwani Theater de Nueva Delhi.

El ministro indio señaló que esta Trienal no era sólo un encuentro entre artistas de diferentes países, sino también una expresión de solidaridad entre los pueblos del mundo.

El artista español, que recibió personalmente el premio, nació en 1928 en Aranjuez.

© DIARIO ABC S.L. 09-04-82

SUBASTA DE ARTE A FAVOR DE LOS DAMNIFICADOS DE POPAYÁN

 

Cuarenta y dos obras de arte de creadores españoles y latinoamericanos serán subastadas mañana, a partir de las 19 horas, en el salón de actos del Ayuntamiento de Toledo con el fin de recaudar fondos para la reconstrucción de la ciudad colombiana de Popayán, que fue destruida en un 80% por un terremoto el pasado 31 de marzo. Se subastarán creaciones de artistas como Edgar Negret, Canogar, Chillida, Serrano, Guayasamín, Amalia Avia, Beato, Lucio Muñoz y Julián Casado, entre otros. También se subastará una lujosa publicación sobre Flora de Mutis donada por el ICI y un tapiz de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Toledo.

La subasta ha sido organizada por la asociación Tolmo, la embajada de Colombia, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento y la Diputación, y el Instituto de Cooperación Iberoamericana. También para recaudar fondos para la reconstrucción de Popayán, a las 20 horas de hoy se proyectará el documental Gabriel García Márquez: la magia de lo real, de Ana Cristina Navarro en el colegio mayor colombiano Miguel Antonio Caro (Avenida de Séneca, 6. Madrid)

© Ediciones EL PAIS S.L. 29-04-83

Julián Casado – Galería Paul Klee

 

Ahora que la nueva geometría es una tendencia al alza, resulta muy conveniente pasarse por esta exposición de Julián Casado (Aranjuez, 1928). Un hombre que realiza un carísimo y exhaustivo homenaje a Kazimir Malevich y se tiende como un puente formal entre las intenciones estético-ideológicas de los clásicos de entonces y los modernos de hoy (americanos y suizos, principalmente). Claro que Julián Casado enfoca el tema como una investigación centrada en el lienzo: sus geometrismos no poseen más intención explícita que la de conducir al espectador por los entramados lumínicos y espaciales de los allí contenido, pintado. Esta falta de comentario por parte de la obra, este remitirse a sí misma tal vez parezca sin demasiado sentido y puede caer tanto en el formalismo como en el decorativismo. Pero el hecho de que Casado no acepte vender las series más que en su integridad, la misma constancia en su trabajo (cuando el geometrismo no se llevaba nada ) y una cierta pulsión sentimental hace ver que en esta exposición hay profundidad para aprender. El rigor, llevado a su extremo, cambia de cualidad y descubre la pasión. Tal vez algo religiosa, pasión al fin.

J.M.C.

© DIARIO ABC S.L. 28-0-87

UNA SELECCIÓN DE 50 OBRAS INTERNACIONALES COMPONE LA 12ª BIENAL DE ZAMORA

Algunas voces autorizadas, como Joaquín Castro Baeza, crítico de arte y pintor, han dicho que la 12ª Bienal Ciudad de Zamora de pintura, que se celebra hasta el próximo 15 de enero, “posiblemente sea la exposición más importante del año en Zamora”. Si no tanto, el certamen bianual de Zamora sí convierte a esta ciudad en el punto de referencia del arte español durante el tiempo que permanece abierta la exposición. La bienal de Zamora se desarrolla en el colegio universitario hasta el 15 de enero, pero no está sola. Otra muestra de artistas invitados que fueron galardonados en alguna edición anterior, entre ellos María Calvet, Luis Caruncho, Luis de Horna, Antonio Jiménez López, Ramiro Tapia o Julián Casado, se lleva a cabo paralelamente.

La propia bienal acoge, entre las 50 obras seleccionadas, suficiente calidad y nombres ya consolidados. En la selección se encuentran pintores como Rogelio López Cuenca, Juan Giralt, Juan Cuéllar, Francisco Lñopez Soldado, Florencio Maíllo, Xuxo Vázquez o Virginia Lasheras, entre otros. Jaime Baptista y Ana Pimentel, de Portugal; John Beard, del Reino Unido; Totte Mannes, de Finlandia, y Toshiro Yamaguchi, de Japón (estos últimos con residencia en Madrid) conforman la representación internacional de la muestra. Todos ellos ofrecen una colección pictórica de gran calidad y plena vanguardia, con predominio del abstracto.

Decana, la 2ª edición de la bienal zamorana se iguala, además, con la más antigua de las binales creadas en este país. Ninguna ha sobrepasado las 12 ediciones y Zamora tiene asegurada la 13ª, lo que la convertiría en la decana de las citas artísticas bianuales españolas.

Posiblemente para entonces, 1996, tendrá su propio organismo autónomo de gestión y la muestra pueda inaugurar una colección de arte permanente con las obras que ha adquirido en estos años.

Creada en 1971 por Miguel Gamazo, entonces alcalde de Zamora y hoy comisario de la exposición, está organizada por el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y la diputación provincial, con colaboración de otras entidades. Cada una de ellas es depositaria de las obras que han adquirido desde la primera edición. La compra de la obra es la forma de premiar los mejores lienzos.

La actual edición de la bienal zamorana ha recuperado el nivel de calidad y esplendor perdido tras la magnífica y grandiosa edición de 1986, que se dedicó a la escultura ibérica contemporánea. Salvo esa y otra posterior de dibujo, las restantes ediciones han sido dedicadas a la pintura.

Para la anécdota queda un dato casual: el 25% de las obras seleccionadas este año han sido pintadas por mujeres.

José Lera/Zamora

 

© Ediciones EL PAIS S.L. 02-01-95

JULIÁN CASADO: LUZ Y GEOMETRÍA

 

Las diecinueve obras que conforman esta muestra de Julián Casado (Aranjuez, Madrid, 1928) nacen como análisis de la transformación que se opera en el espacio al cambiar la posición de los elementos que configuran su estructura. La esencialidad iconográfica de Casado entronca con las obras abstractas y cinéticas de Eusebio Sempere, y aquí también se aprecia la valoración de la utilización de la luz en las artes plásticas, que arranca de los impresionistas, homenajeándose a Matisse en la serie de menor impacto de las que se muestran, titulada “Espacio en rojo”.

La oposición cromática, al contrario que en otros creadores cinéticos, no produce en Casado el efecto de vibración, sino que lo que hace restallar estas composiciones es la disposición de la luz, que provoca movilidad en los volúmenes y formas de estos cuadros, desarrollados como series, como construcciones casi verbales debido a la simbología musical y al orden que transmiten.

“Variación de un espacio” está compuesta por siete cuadros en los que un par de formas circulares equilibran, haciendo de contrapeso, un plano etéreo en el que se implican rectángulos irregulares sobre el fondo del soporte que compatibiliza el color y la textura. Con una posición geométrica semejante y con elementos prácticamente idénticos, si exceptuamos una coloración más sutil y un sentido lumínico mas afirmado, se constituye “Variación del espacio II”, en donde la planimetría conduce la iluminación de la composición.

“La meta ucrónica del campeón” (Espacio para una parábola) “Elia” y “Signo Arcóntico” son las tres series más logradas de todas las que se exhiben. Una esfera blanquecina y un ocre desvaído como color son los únicos elementos de una obra ejemplarmente bella, que está recargada de sentimiento en el cuadro titulado “Elia”, nombre de la mujer del artista, que es representada con azules, trapecios y esferas, convertidos en pirámides de luz. Como culminación esencialista, “Signo Arcóntico”, díptico azulado que únicamente podemos entender como trasunto de altura y profundidad.

Carlos GARCÍA-OSUNA

© DIARIO ABC S.L. 24-02-95

GETAFE CELEBRA MEDIO SIGLO DE DERECHOS HUMANOS CON 25 ARTISTAS

 

La celebración del cincuenta aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos le ha servido a Getafe (143.000 habitantes) como excusa perfecta  para reunir una de las mejores colecciones artísticas que se han visto nunca en la ciudad. Veinticinco artistas contemporáneos han aportado un total de 29 obras –óleos, aguafuertes, grabados y esculturas de factura muy variada para conmemorar el medio siglo de aquella jornada den la sede de la ONU. Entre los ejemplares expuestos en la ciudad sureña destacan con luz propia los nombres de Joan Miró, con la serigrafía El Gato, y de Saura, con un dibujo, Sin título, elaborado con técnica mixta. El resto de artistas congregados con motivo de esta muestra tampoco desmerece un ápice. Para el cartel de la exposición se ha aprovechado un grabado de José Ortega que lleva el significativo título de Veinte años preso por amar la libertad, y entre los compañeros de colección figuran Rafael Canogar (Sin título), Julián Casado (Tríptico), Josep Guinovart (L’arrel) o el crudo expresionismo de La llama, de Julio Mateos. En la parte escultórica, el suave realismo de Francisco López en la fuente o el bronce Juan Pantoja sin nombre, de Julio López, pueden constituir una importante sorpresa para el visitante.

Fernando Neira/Madrid

 

© Ediciones EL PAIS S.L. 14-12-98

Julián Casado: Luz y Espacio sin tiempo

Jesús Dionisio Ballesteros

“El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos”

Henry F. Amiel.

Acepté la invitación de Ricardo Lorenzo a escribir unas notas sobre Julián Casado, animado por la idea de devolver un poco de lo mucho que nos había regalado –no sé si él era del todo consciente-, a las personas que, como yo, hemos tenido la oportunidad de compartir con él la pasión por el arte, y sobre todo por el arte pensado. Tengo que reconocer también que me abruma cualquier aproximación a un pintor y a un pensador de la dimensión de Julián. Sé que esta aproximación fundirá mis cortas alas de aprendiz de Ícaro, pero Julián bien merece unas alas.

Aparece Julián Casado a principios de los años ochenta, delgado, elegante, desafiante, osado, erudito, inteligente, algo irreverente y necesitado por quienes buscábamos casi desesperadamente oxígeno de modernidad, de vanguardia, de disfrutar experimentando la dimensión estética de la vida. Estética sí, pero también socialmente comprometido con la recién estrenada democracia, con el Pueblo, con la educación del Pueblo, y así lo recuerdo yo.

Julián Casado, ya convertido en una de las figuras más destacadas de la abstracción geométrica de nuestro país, reconocido internacionalmente tras su exposición en la sede del Fondo Monetario Internacional en Washington, galardonado en la V bienal de nueva Delhi, no dudó en comprometerse con su querido Aranjuez… ese Aranjuez que aun hoy, en la madurez de esa relación, sigue siéndole infiel.

Recuerdo las primeras visitas a su casa de la madrileña calle de la Sal, junto a la Plaza Mayor, como una fiesta, un banquete en el que degustar las exquisitas obras de su colección particular. ¡Que enorme vocación docente! Nos explicaba, nos contaba, y sin darnos cuenta, estábamos inmersos en una conferencia sobre arte. A veces, todo hay que decirlo, era de una densidad intelectual un poco insoportable, pero siempre era aprovechable.

Aproximarse al pintor lleva inevitablemente a una confrontación con el pensador. En una danza maldita, o bendita, con Claudio Prieto, Juan Sebastián Bach, Góngora, San Juan de la Cruz o el suprematista Malevich, Julián trastocaba los límites entre lo causal y lo casual en una especialidad absoluta solo soportable por la dimensión estética y bella de la luz.

Es quizás la luz y la manera que tiene de entenderla y utilizarla, al menos para mí, su gran hallazgo. Es esa luz la que le permite al pintor, de la mano del pensador, explorar el carácter metafísico de la realidad, hacer visualmente disfrutable las reflexiones del filósofo Xavier Zubiri, o adentrarnos a través de las 42 piezas de la serie Malevich en una maravillosa ensoñación que nos anima a cuestionar la espacialidad misma, cuestionando el precepto suprematista de que “la estructura funcional de la imagen crea el espacio”.

En la pintura de Julián nada es casual ni causal, o todo lo es. Recuerdo que viendo la serie Malevich le pregunté: “¿Por qué de las infinitas posibilidades que hay de afectar a la estructura con la luz has elegido estas y no otras?” La respuesta fue todo lo sencilla o compleja que pueda ser: “Esto es arte”

No puedo terminar estas notas, además de con las alas chamuscadas, sin agradecer a Julián Casado todo lo que me ha permitido aprender como pintor y como pensador, su compromiso con el arte y el pensamiento y, muy especialmente, la donación que hizo a su querido Aranjuez de la Serie Malevich, una de las obras más importantes de la abstracción geométrica de finales del siglo XX, que ojalá pronto podamos ver expuesta en un espacio propio para orgullo y disfrute de todos y todas.

© nuevo MÁS 20-06-16

Aranjuez Celebra jornadas de homenaje al pintor ribereño Julián Casado

 

Aranjuez, 7 nov (EFE).- Con la inauguración esta tarde de la exposición “La perspectiva constructivista del pintor Julián Casado”, el Ayuntamiento de Aranjuez pone en marcha unas jornadas en homenaje al artista ribereño cuando se cumplen dos años de su fallecimiento.

La apertura de la muestra, que se podrá contemplar en la sala que lleva el nombre del pintor en el centro cultural Isabel de Farnesio, correrá a cargo de la alcaldesa de la ciudad, Cristina Moreno.

La exposición recoge la obra de Julián Casado, destacando la exhibición completa de la serie de 42 obras denominada “Malevich”, elaborada entre 1978 y 1983 sobre variaciones del espacio plástico y cuyo punto de partida es un principio constructivo del artista ruso.

Durante el acto inaugural será presentado el libro “Julián Casado, el hombre, el artista”, escrito por Pilar Álamo y Montserrat Doucet y editado por Ana Riutort, en el que se recoge la semblanza personal y artística del creador ribereño.

La presentación de hoy servirá para abrir unas jornadas en homenaje al pintor, en cuya organización han participado las escritoras citadas y la viuda del artista, Elia Fernández, contando con el apoyo del consistorio ribereño.

En dichas jornadas participarán personalidades de la cultura y la política, quienes debatirán sobre la creación de un museo de Arte Contemporáneo en Aranjuez.

Estas cuentan con la participación de la Universidad Rey Juan Carlos, la biblioteca Álvarez de Quindós y el Museo de Historia de Madrid, así como con la de artistas plásticos de la talla de Elidia Kreutzer, que impartirá un taller en la facultad de Bellas Artes de la localidad.

Julián Casado nació en Aranjuez en 1928, donde dirigió la Escuela Ribereña de Arte y la Galería de Arte CRAC, en la que expusieron numerosos artistas contemporáneos.

Fue reconocido a nivel internacional en varias ocasiones, además de ser elegido por el Ministerio de Asuntos Exteriores para representar a España en la V Trienal Internacional de Nueva Delhi(India), donde resultó premiado.

Su obra se expuso en museos y colecciones particulares de Europa, América y África.(EFE)

http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20161107/411652113589/aranjuez-celebra-jornadas-de-homenaje-al-pintor-ribereno-julian-casado.html

 

© LA VANGUARDIA 20-06-2016

Otras Artes en la Pintura de Julián Casado

Asevera Adorno en su “teoría estética”.

Que “tanto menos se goza de las obras de arte cuanto más se entiende de ellas”. Yo creo que el gozar de una obra de arte nos lleva a su admiración y, como sabemos, de ahí nace el afán de conocimiento. La obra de arte que en verdad gozamos nos incita a su entendimiento y a profundizar en su entidad, considerando como tal no sólo la obra en si, sino su posible relación con otras obras afines temporal y estilísticamente; Los hechos e ideas que dieron lugar a su creación y la biografía, formación, trayectoria, substrato teórico y filosófico de su autor, si los tiene.

Concretamente algo así es lo que desde hace años, me ha incitado a saber de Julián Casado y de su obra y a adentrarme no sólo en esta, sino en los textos desde los cuales explicita en denso y tramado estudio como sustentado en la filosofía de Xavier Zubiri, el qué, el porqué, el para qué y el cómo sus obras han llegado a ser lo que son y cómo son, remitiéndonos en ocasiones, al primer estímulo y origen de varias y sus más estrictas series. Aludo, muy someramente algunos textos de Julián Casado, que nos remiten a sus obras y que pienso nos pueden ayudar a entender ¡y a gozar! mejor su pintura. Conviene, en primer lugar, saber como se pinta esta pintura. Él lo ha contado y yo le resumo así: Trabajaba Julián Casado en 1970 con “gouache”, técnica que no admite veladuras ni transparencias, y pretendiendo conseguir un efecto de claroscuro en una composición de cuadrados, los había divido en bandas paralelas hacia su centro geométrico; bandas que se encontraban en ángulo recto en las bisectrices de los cuadrados. Fue oscureciendo levísimamente el color de cada banda, quedando el más oscuro en la banda más alejada del centro. Cuando se retiró del cuadro para comprobar el efecto, encontró que cuatro líneas de luz azulada –azul era el color que empleaba- parecían partir de un foco lumínico central y “trazar”, sin haber variado un ápice el color, las dos diagonales en tono más luminoso. Este encuentro, que él atribuye al azar, cuando lo sistematizó, y disponiendo del camino contrario, halló el efecto esperado y ya buscado: el contrario. Las líneas de luz eran ahora de sombra. “Esta novedad que había surgido ante mí por un verdadero azar, gracias al manejo de la realidad cromática, repensado y analizado a la luz de la filosofía zubiriana, me hizo inteligible el experimento: la dominancia de la dimensión lumínica sobre la cromática en el funcionamiento de las dimensiones constitutivas del color conforma la estructura del espacio plástico en mi obra”¹.

En Julián Casado se da con frecuencia su inspiración en otra obra de arte, y no sólo otra obra de arte, sino una obra de otro arte. ¿Es posible? Parece dudoso y mucho más en unos tiempos, los nuestros, en que cada arte se toma a sí mismo, a la reflexión activa sobre sus peculiaridades, como casi único motivo en muchas ocasiones.

Julián Casado procede aplicando su personal estilo, que se establece entre una expresión pictórica, la suya, y otra musical o poética “Expresar – dice Merleau-Ponty – no es otra cosa que reemplazar una percepción o una idea por una señal convenida que la enuncia, la evoca o la abrevia”².

Pieza angular en la obra de Julián Casado y en la pintura del último tercio del pasado siglo, es su “Serie Malevich” variaciones sobre una misma estructura; Cuarenta y dos piezas de 81x100cm pintadas en acrílico sobre lienzo, y cuyo punto de partida es un principio constructivo del citado pintor ruso: la estructura funcional de la imagen crea el espacio. Meditando a la luz del concepto zubiriano de “respectividad”, Julián Casado indagó activamente –esto es, pintando- para ver si variando la función de los elementos que forman la estructura de la imagen, sin variar esta ni su estructura interna, variaba el espacio. Y desde esta convicción ha construido Julián Casado su rica obra posterior.

Partiendo de dos endecasílabos de Góngora, con los que el poeta intentó describir la ciudad de Toledo, pintó su serie “Toledo”. Dice Góngora: “esta montaña que precipitante a tantos años que se viene abajo”. Julián Casado ha definido estos ejercicios como su primer acercamiento visual al mundo de lo sonoro, aunque en la dirección de la palabra significativa, no en la de una sonoridad “inefable”, como es el sonido musical en si mismo”³.

“Todo arte aspira a la condición de la música”, dijo Walter Peter en frase citadísima, y el mundo de la música ha incitado a Julián Casado a nuevas y fructíferas aventuras pictóricas.

“Cosmos Aleatorium”, cuarteto lúdico para una música de Claudio Prieto, consta de dieciséis piezas de 60×60 cm, susceptibles de numerosas posiciones, pues las pinturas poseen elementos variantes e invariantes y cada una puede ser colocada sobre cualquiera de sus lados, y se colocan en filas e hileras de cuatro elementos cada una. Se pueden ordenar teniendo en cuenta –o no- la estructura formal, la luminosidad, el cromatismo o de manera completamente aleatoria.

Sobre la “Ofrenda Musical” de J.S. Bach, trabaja Julián Casado en su “Elucidación secuencial de una imagen”. Consta de cuarenta cuadros, cuarenta variaciones “significativas” de la imagen. Como en el “Cosmos Aleatorium” se trata del problema de la alteración dinámica de un espacio plástico mediante la manipulación de sus momentos. Una vez más, Julián Casado establece una suerte del sistema contrapuntístico jugando con los focos lumínicos, expandiendo claridad en busca de ese, para él, tan caro allende lúcido que trasciende el propio espacio inmanente.

El personal estilo de Julián Casado, su peculiar manera de concitar los elementos que manipula para acceder a su “espacio pictórico”, dota a sus temas, sean cuales fueren, de una inconfundible característica, un “aire de familia”, que no poseen, lógicamente, las piezas musicales de J.S. Bach y Claudio Prieto, los endecasílabos gongorinos, ni la frase de Malevich, entre sí.

Estamos, sean cuales sean los caminos, las incitaciones, las convergencias y divergencias que el pintor nos indica en sus ricas y profundas reflexiones, ante una obra eminentemente pictórica, radicalmente inserta en los problemas formales y espirituales que la dicotomía de planos y espacios plantea, hoy más conscientemente que nunca, a la pintura. Una solución es, indudablemente, la obra de Julián Casado.

NOTAS:

1.- Casado, Julián: “El espacio pictórico: su construcción y variabilidad” en “Ética y estética en Xavier Zubiri”, VV AA, págs. 111-113; Editorial Trotta/Fundación Xavier Zubiri, Madrid 1996.

2.- Merleau-Ponty, Maurice: “La prosa del mundo”, Taurus ediciones, S.A. pág. 25, versión española de Francisco Pérez Gutiérrez, Madrid 1971.

3.- Casado Julián: “Cosmos Aleatorium”, folleto, 1990.

J.M. Iglesias

Otras Artes en la Pintura

GRANDES OLVIDADOS: Ra del Rey. Espacio de Arte, 21 marzo 2010.

Madrid.

La pintura de Julián Casado, pasa por diferentes etapas, y muchos le consideran constructivista, reconociendo él mismo a Sempere como su maestro. Su obra es más que pintura absoluta, como Mondriaan o Malevitch, porque la esencia de la línea y el color no tiene aquí nada de antiemocional deliberado. La perfección de su técnica, unido a un pensamiento profundo, le lleva a ir más allá, o más adentro, de modo que podríamos hablar de una pintura metafísica donde la contemplación no es emoción sino embeleso, pálpito, un casi éxtasis.

Yo diría que Julián tiene una obsesión en sentido positivo con la luz. No sólo porque la luz sea un tema eterno en la pintura, que lo es, si no por algo personal que sólo a él concierne y posiblemente deba seguir en la interrogación o el misterio.

Suele hacer serie de cuadros, hasta agotar un tema. Así Homenaje a San Juan de la Cruz, Homenaje a Malevitch o Cosmos aleatorio. Esta última le surge al escuchar la obra musical de Claudio Prieto en homenaje a Federico Mompou. Pero el motivo es lo de menos, lo verdaderamente importante es el milagro que consigue.

Julián estudia el espacio y sus posibilidades. Subdivide el cuadro en varias figuras geométricas, y la esfera es el elemento común como un sol gravitatorio. Tomando como ejemplo la serie Cosmos aleatorio juega las variantes posibles que le permite la combinatoria de dos trapecios fijos y dos variables. Va haciendo juegos de líneas y planos: rombos, cuadrados, trapecios y triángulos en combinación con la densidad lumínica del cromatismo, las luces y las sombras, tanto internas como externas al volumen.

Aquí no hay nada al azar. Todo está medido y calibrado. Con la distribución adecuada del espacio y la gradación o degradación de los colores consigue atrapar el misterio, lo que unos llaman la cuadratura del círculo, los iniciados la geometría sagrada y Julián la arquitectura de la luz.

Sus obras son tan poderosas que logra engañar al observador haciéndole pensar que hay un foco sobre el cuadro, cuando es luz natural lo que ha pintado. El trabajo profesional de muchos años le lleva a conseguir un noseque quequedan balbucíendo.

Esto y un lenguaje propio es a lo que aspira todo artista, y muy pocos consiguen. Sus obras tienen un sello personal que se identifican sin necesidad de estar firmadas, con independencia de que la firma vaya detrás del cuadro para no romper la magia que ha logrado.

Estoy segura que esta exposición será la más importante del año sobre un pintor vivo, porque Julián Casado es un grande entre los grandes.

(Madrid, 21/03/2010)

Scardanelli

Galería Ra del Rey

Julián Casado, Cúlmen de una Investigación Lumínica.

En el proceso de una investigación plástica y pictórica, en una búsqueda casi o obsesiva por atrapar la luz en el territorio del cuadro, Julián Casado (Aranjuez, Madrid, 1928) ha llegado a su cúlmen, a una cima que considera el punto final de su trabajo. Así lo manifiesta el artista en un breve y razonado manifiesto cuando habla de clausurar una etapa de investigación sobre la construcción pictórica de la luz, a partir del color en un espacio dado.

La exposición, de una gran belleza, de un esteticismo sorprendente y exquisito, se presenta en la madrileña galería Forum, y muestra una serie de obras que arrancan del punto final de la pasada exposición. La pieza titulada “Eikon V”, un políptico de cinco piezas es su logro más depurado, de una belleza imposible, de una grandiosidad trascendente si queremos expresarlo en términos metafísicos. Gélida y hermosa como un pensamiento puro, sin distracciones sensibles.

La trayectoria artística de Julián Casado es de un sostenido rigor, de una exigencia digna de encomio no siempre fácil de encontrar entre nuestros artistas. Sus obras se encuentran en importantes museos y colecciones que valoran la abstracción como súmun de la creatividad plástica.

Julián Casado es nuestro mejor luminista abstracto, como Sorolla es el mejor luminista figurativo. Más que el color en sí mismo como protagonista, es la luz desligada de la contingencia cromática la que aparece, la gradación e intensidad de la luz en el espacio la que registran sus cuadros en la tonalidad elegida. Quizás por eso la plasmación de la luz de hace más evidente y pura en la gama de grises, las tituladas “Eikon V y VI”.

Es la última exposición de Julián Casado, una despedida como en su día la hizo Oteiza, una retirada que hay que respetar. El pintor se ha desenvuelto entre la familia de los artistas normativos, geométricos y ópticos, pero será sobre todo el de luminoso y luminista el adjetivo que mejor se le aviene.

Madrid, del 13 al 31 de octubre de 1998

Julia Saez-Angulo

Exposición en Quórum

Construcción y variaciones de un espacio

Julián Casado viene entregándose a la investigación del espacio en la pintura de una manera lúcida y ejemplar, apoyando teoría y práctica, la una en la otra. Con una tenacidad insólita en esta época en la que impera la prisa que, inevitablemente, conduce a la chapuza y que busca el por Gaus tan temido “escándalo de los beocios” . Julián Casado ha desarrollado desde hace un cuarto de siglo una intensa y extensa labor pictórica de investigación en torno a la construcción del espacio.

Construcción que lleva a cabo con la materia cromática y sus cualidades, utilizadas de un modo muy personal y cuyo inicio se sitúa en 1970, cuando percibió el dominio de la dimensión lumínica sobre la cromática en la manera en que empleaba y sigue empleando el color. En bandas paralelas coloreadas, casi imperceptibles en su individualidad por la gradación tonal muy modulada, que hace nacer líneas transversales de luz y de sombra, según la configuración centrífuga o centrípeta a partir del centro más claro o más oscuro.

Conviene advertir al lector que Julián Casado es un profundo conocedor de la filosofía de Xavier Zaubiri y que al glosarla, especialmente cuando trata temas de estética o que pueden ser asimilados a ésta, ha dedicado extensos textos. El sustrato teórico de Julián Casado está teñido por la filosofía de Zubiri, sobre todo por el concepto de “respectividad” de lo real, que Julián Casado emplea acerca de la variabilidad de un espacio pictórico, sin que en ningún caso quepa hablar de una obra artística que ilustra un pensamiento y sí, más bien, de un fértil diálogo.

Adecua muy bien Julián Casado la terminología zubiriana a sus elementos pictóricos y encuentra en ella estímulo y precisión conceptual.

Consecuencia del modo analítico de trabajar el pintor son las extensas series de obras en que acostumbra todas las variantes que la dinámica cromático-estructural le brinda. Ha ido surgiendo así la “Serie Malevitch” (1978-1982) compuesta de cuarenta y dos obras, a la que le llevó la meditación del concepto zubiriano de respectividad con el teórico principio constructivo de Malevitch, “la estructura funcional de la imagen crea el espacio, el cual se visualiza en un símbolo geométrico”.

Al organizar un espacio se reitera la obra ejemplar de los dioses, ha escrito Mircea Eliade. Por ello no he dudado al principio de calificar de lúcida y ejemplar la aventura pictórica de Julián Casado. La música le ha inspirado en múltiples ocasiones, aparte de la ya descrita, y nada nos extraña cuando contemplamos sus obras que parecen remitirnos del espacio pictórico también al tiempo, sugerido por el discurrir de las líneas, sean lumínicas o levemente trazadas. Su línea de luz, su juego estructural, las permutaciones y ambivalencias, las variaciones sobre un tema central, nos hace pensar en la música, a la cual, se ha dicho, aspira todo arte.

El tema que elige Julián Casado es un punto de partida, una hipótesis de trabajo, para sus ejercicios de constatación y ahondamiento en la propuesta variabilidad del espacio pictórico, a la que aplica su peculiar y concienzuda técnica que le permite hacer del espacio algo tangible y cambiante, estructurado de un modo estricto y exacto que, no obstante, se adentra en lo enigmático. Pintura esencialmente depurada en la que cada obra o serie de obras supone un paso más en la profundización de los problemas que propone y en la solución o soluciones que para los mismos allega. La belleza, ese eterno componente del arte, alcanza en la pintura de Julián Casado un punto extremo y culminante. Pintura en la que parece, permítaseme el anacronismo, estar pensado en Fray Luís de León cuando escribió en su Oda a Salinas aquello de “El aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada…”

Escrito para la exposición de Julián Casado en 1996 en Barcelona.

J.M. Iglesias

Exposición Barcelona, 1996.

ABC, 29 de octubre de 1998

Julián Casado:

Hay ocasiones en las cuales escribir sobre arte se vuelve particularmente difícil.

Las obras que Julián Casado(Aranjuez, 1928) muestra ahora invitan al silencio. Casado es un artista admirado y respetado desde hace años por quienes saben y sienten que el arte es una vía impagable de conocimiento, un intento continuo de comprensión y un hilo tensado sobre el espíritu.

Esta exposición nos lo muestra con una hondura y una belleza casi sobrehumanas. Tiene una calidad artística altísima, es síntesis, conquista, merecimiento de la trayectoria de un artista y ejemplo de sabiduría y entendimiento de una vida. En ella se encuentra la obra que hubiera querido yo ver cerrando -o abriendo- Las Edades del Hombre, un políptico que debiera adquirir, para todos, un museo. Casado está convencido de que ha llegado a un punto imposible de superar en la línea de investigación de las que estas obras son conclusiones, no está dispuesto a realizar meras variaciones y siente que se ha merecido el silencio.

Afortunado él. Gracias y, desde luego, enhorabuena.

ABC, 29 de octubre de 1998

Carmen Pallarés

ABC